Año nuevo, vida nueva.

         Después de todo lo que habíamos pasado ya estábamos bastante desilusionados, nada que ver con lo maravillosa que nos habían vendido esta experiencia. 

    Tras las vacaciones de Navidad nuestra hija volvió a su tercera casa y nosotros estábamos bastante a la defensiva. 

    Pero tenemos que decir que fue un cambio abismal. Esta nueva familia era fantástica. La madre se portaba genial, nuestra hija estaba muy contenta y empezó a entablar mucha amistad con sus compañeras de casa. 

    Recibíamos con frecuencia mails de la madre contándonos lo que hacían y como se sentía nuestra hija. 

    Cenaban juntos hablando del dia, hacían debates, hacían juegos de palabras (tipo Scrabble), juegos de mesa, veían juntos películas y las comentaban, etc Hacían noches temáticas cocinando: comida española, oriental, italiana... en definitiva lo que es verdaderemente una familia de acogida comprometida en este proyecto. 

    Los hijos y nietos de la señora las visitaban y hacían comidas familiares. 

    Nuestra hija se llevaba muy bien con un nietecillo de la madre.

    Paralelamente a eso las cosas en el colegio marchaban. El primer trimestre había ido todo bien y ahora tenía nuevas asignaturas (salvo las troncales). 

    Nosotros nos relajamos y cuando antes nuestra hija nos llamaba diariamente (y en ocasiones hasta varias veces) para hablar con nosotros contándonos lo mal que estaba, ya había días que no sabíamos nada de ella. 




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